¿LA INTENCIÓN ES LO QUE CUENTA?
En muchos casos se afirma que la intención es lo que cuenta, mientras que en la parte menos favorable a las buenas intenciones por sí mismas, se afirma que el mundo está lleno de buenas intenciones. Esta última frase pone de relieve que las buenas intenciones por sí mismas son, en muchos casos, insuficientes. Y no es que no me convenza la primera afirmación, desde luego que pienso que la intención constituye, en su mayoría, lo importante de una acción. Lo que pasa, es que en muchos casos cometemos lo que sería mi falacia lógica favorita: la petición de principio. En este caso en concreto, argüimos (a mi juicio correctamente) que la intención es lo que cuenta, pero estamos dando por supuesto que dicha intención es la correcta, o que es incluso buena. Estamos, en muchos casos, confundiendo el gesto con la intención. Pongamos un ejemplo: en tu cumpleaños, María, tu queridísimo amigo del alma, Juanjo, te obsequia con un regalo: maquillaje. Compra un pintalabios rosa de la primera tienda